EXPOSICION
TEMPORAL MAGNA GRECIA Y
SICILIA
Cuenta la mitología,
que antes de la creación del mundo existía el Caos, el agua, la tierra y
el aire,
o sea, los elementos que conforman al mundo estaban revueltos. Poco a poco
estos elementos se fueron separando y se formó la Tierra y
el Cielo.
En esta
época el mundo, estaba poblado por divinidades terribles: los titanes y los
cíclopes. Los titanes eran gigantes, con una extraordinaria fuerza,
y los cíclopes eran seres salvajes con un sólo ojo en medio de la frente.
Sobre el universo reinaba
Cronos o el Tiempo,
quien tomó por esposa a la reina Rhea, sobre su felicidad pesaba una amenaza, a
Cronos le habían predicho que sería destronado por uno de sus hijos y que este
sería el dios soberano del mundo, fue entonces que decidió comerse a sus
propios hijos. Se apoderaba de ellos, apenas nacidos y se los comía sin piedad
alguna.
Un día
nació el pequeño Zeus, jamás Rhea había tenido un hijo tan bello, acongojada
por el destino que le esperaba al pequeño decidió salvarlo. Cogió una pesada
piedra y la envolvió entre paños y meciéndola como si fuera un niño se la
entrego a su esposo Cronos. Era la hora de la cena y Cronos tenía mucha hambre,
tomó el envoltorio de manos de Rhea y en la penumbra de la noche se tragó la
piedra y los paños.
Rhea tomó
a su hijo y huyó con él, protegida por las sombras de la noche. Llegó a la isla
de Creta donde ya había pensado refugiarse, ya que sus habitantes sentían hacia
ella una gran veneración.
Caminó hasta
el centro de la isla y un espeso bosque se internó en una gruta profunda, sus
paredes estaban cubiertas de fresca hiedra.
--
Querida hiedra—suplicó la diosa
--
Extiende tus ramas y oculta la entrada—la hiedra empezó a crecer hasta ocultar
la entrada de la cueva.
Rhea
llamó después a las ninfas del bosque y les confió a su hijo – cuiden de él –
les recomendó, besó la cabeza del niño y se marchó.
Las
ninfas le prepararon una cuna de oro y
acostaron al niño, después llamaron a Amaltea, que era una cabra blanca, para
que lo amamantara. Las abejas destilaron una dulce miel para el recién nacido,
las palomas le llevaron en su pico la ambrosía, el alimento de los inmortales y
un águila de alas inmensas, era la portadora del néctar, la bebida de los
dioses.
Una de
las ninfas, le fabricó al niño una pelota de oro, que al lanzarla al aire
brillaba. Cuando Zeus lloraba o gritaba, llamaban a los sacerdotes, los
"coribantes", que danzaban a la entrada de la cueva golpeando sus
espadas contra sus grandes escudos de cobre,
este ruido hacía
que Cronos no oyera los gritos del niño.
Así Zeus
creció sano y fuerte, llegando a la edad adulta. Se hizo pasar por un sirviente
y le administró a su padre Cronos un poderoso medicamento mezclándoselo en el
vino, esto hizo que Cronos vomitara y así fue como los hermanos de Zeus
salieron de nuevo al mundo, al igual que la piedra: Poseidón, Hades, Vesta,
Hera y Démeter.
Se
unieron los tres hermanos: Zeus, Poseidón y Hades contra su padre Cronos y los
titanes. Zeus también llamó en su ayuda a los cíclopes, quienes tenían una
fragua en el centro de la tierra, donde trabajaban los metales, custodiados por tres enormes gigantes. Si le ayudaban a derrotar a
los titanes, al finalizar la guerra, los recompensarían librándolos de su prisión subterránea.
Aceptaron los cíclopes y los gigantes, se armaron y
salieron a la superficie de la tierra. Los dos ejércitos enemigos lucharon
furiosamente, mezclándose entre una tempestad de piedras, lanzas, flechas y
saetas, saliendo vencedores los cíclopes.
Terminadas estas grandes guerras los
tres hermanos se repartieron las diferentes regiones del Cosmos, a Hades le
correspondió reinar en las entrañas de la tierra, dios de los funerales y la muerte. A
poseidón, le correspondió reinar sobre el mar y todas sus criaturas y a Zeus el dominio del
cielo. Desterraron a los titanes y establecieron su morada en la cima del Monte
Olimpo.
El Olimpo es la montaña más alta de Grecia y está
situada entre Macedonia y Tesalia, coronada por nubes, donde existe la eterna
primavera, el aire es siempre tibia y la luz brilla
con toda su pureza.
El alimento de estos dioses era la ambrosía y la
bebida era el néctar. Este alimento y bebida recreaban los sentidos,
embalsamaban los aires, daban la juventud y
la dicha y aseguraban la inmortalidad.
Desde su trono de marfil, Zeus gobernaba, cuando algún
suceso lo contrariaba, el dios montaba en cólera y una gran cantidad
de nubes invadia el cielo, ocultando la cima del Olimpo, lanzaba sobre la
tierra descargas de lluvia, relámpagos y sonoros truenos.
Disminuida la ira del dios el viento se calmaba y
aparecía la ninfa Iris, mensajera divina, colocando en la bóveda del cielo su
banda de siete colores: el arcoiris, anunciando así el buen tiempo.
Zeus manifestaba de esta manera a los hombres, su poder supremo
y sabían que debían temer la cólera y los castigos del dios. En el Olimpo,
donde vivían los demás dioses, la vida era tranquila y plácida. Por las
mañanas, la Aurora, abría las puertas del palacio y una hermosa luz se difundía
por el cielo.
Los dioses se levantaban e iban a reunirse al salón
del trono, encontraban una mesa ricamente preparada donde comían la ambrosía y
bebían el néctar. Hebe, la diosa de la juventud, ofrecía la bebida a los dioses
y todos los que la tocaban con sus labios no envejecían.
Zeus construyó aquí el palacio real, y formó el
consejo de los dioses y desde entonces se llamaron dioses olímpicos que estaban
conformados por seis hombres y seis mujeres: Zeus, es el rey, controla el
trueno y los fenómenos atmosféricos; Poseidón, que tenía el dominio del mar y
sus criaturas era hermano de Zeus; Arés, dios de la guerra; Helios, dios del
sol, la luz, la música y las curaciones; Hermes, el mensajero;
Hefestos, dios del fuego, el forjador de los metales; Hera, esposa de Zeus; Atenea,
diosa de la sabiduría, hija de Zeus; Afrodita, diosa del amor y la
belleza; Démeter, diosa de la agricultura; Artemisa, diosa de los bosques
y la caza; Hestía, dios del hogar doméstico y el fuego sagrado.
En otro
palacio alejado del de Zeus, habitaban los ministros del Destino, llamados las
Moiras que eran tres: Cloto, Laquesis y Atropos. Este palacio era de bronce y
en sus muros, estaba grabado el destino de los hombres y el camino de los
astros. Cloto era la Moira más joven y sostenía la rueca en que se hilaban los
destinos humanos, Laquesis, la segunda volteaba el huso y Atropos, cortaba el
hilo de la existencia con unas tijeras de oro. Tejían con hebras de lana
blanca, mezcladas con hilos dorados y negros y así hilaban la vida de los hombres:
Los hilos blancos y dorados indicaban días de felicidad y los negros señalaban
una vida breve y de dolor. Cuando la vida llegaba a su fin, la hebra se cortaba
y alguien moría en la tierra.
Otro
ministro del destino, aún más poderoso que las Moiras, es la Necesidad, diosa
absoluta, a la que el mismo Zeus obedecía, esta diosa tiene un huso de
diamante, una de sus puntas toca el suelo y la otra se pierde en el
cielo. Los griegos la llamaron Ananké.
Un día
Zeus, pensó que una esposa podría alegrar su vida en el gran palacio. Descendió
a la tierra donde vivía una hermosa diosa llamada Hera, para enamorarla
recurrió a su acostumbrado recurso de la metamorfosis, desató una tormenta y se
convirtió en una especie de ave parecida a la tórtola refugiándose a los pies
de Hera. Compadecida la diosa del pobre animal, lo recogió y lo puso en su
pecho para darle calor, pero Zeus le pidió que fuera su esposa.
Se
celebraron las solemnes bodas, asistiendo todos los dioses hombres y animales,
Hermes sirvió de mensajero para citar a tan importante fiesta. Así la bella
Hera se convirtió en la reina del Olimpo.
Zeus y
Hera procrearon varios hijos, el ingenio de Zeus y el poder de este de cambiar
su apariencia lograron poblar la tierra y el cielo de dioses y semi-dioses.
Los Dominios de Hades, el Inframundo
Hades,
peleó a favor de su hermano Zeus, en la guerra contra su padre Cronos y los
titanes. Su reino estaba en lo más profundo de la tierra.
Se le
representa sentado en un trono de ébano, su cabeza cubierta con el casco que le
regalaron los cíclopes, lleva una barba espesa y su rostro es severo.
Su
imperio se dividia en dos grandes zonas, el Averno o Infierno y los Campos
Eliseos.
El Zverno
estaba dividido en tres recintos: el primero era el Erebo donde vagaban las
almas errantes, aquí moraban las Furias y el Cerebro guardaba las
puertas del recinto; el segundo era el Báratro en este lugar se castigaban los
crimenes y el tercero era el Tártaro que era la prisión de los dioses, aquí fueron
encerrados los dioses antiguos arrojados del Olimpo junto con los Cíclopes.
Los
campos Eliseos era la región de las sombras bienaventuradas, reinaba la eterna
primavera y la tierra es siempre fértil. Aquí se disfrutaban los placeres que
más habían gustado en la vida.
La
ambición, la avaricia, la envidia, y todas las malas pasiones que tenían los
mortales, no podían alterar la calma y la tranquilidad de los habitantes de los
Campos Elíseos.
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